lunes, 9 de marzo de 2015

KUWAIT HISTORIA

La historia del territorio que hoy comprende Kuwait estuvo íntimamente vinculada a la de las civilizaciones mesopotámicas (ver historia de Irak), hasta el siglo XIII de nuestra era, cuando la invasión de los mongoles provocó el colapso del califato de Bagdad.
En el siglo XVI varios clanes de la tribu Al Aniza migraron hacia la orilla norte del Golfo Pérsico desde Najd, su tierra natal en Arabia central, que estaba seriamente afectada por grandes hambrunas. Los clanes se asentaron en la región que hoy ocupa Qatar durante más de sesenta años y, más tarde, se reasentaron en distintas zonas de la región, incluyendo el actual territorio de Kuwait.
En el siglo XVIII, aunque nominalmente sometidas al Imperio Otomano, las etnias árabes instaladas allí gozaban de virtual independencia y resolvieron elegir un shaij (Jeque) que las representase en las negociaciones que esporádicamente entablaban con los turcos. En 1756 fue designado para esa función el jefe de la familia anaiza, Abdul Rahim al-Sabah, fundador de la dinastía que aún gobierna el país.
Por esa época el lugar, hasta entonces conocido como Qurain (cuerno), comenzó a ser denominado Kuwait, diminutivo de al-Kout, que en el árabe local designaba a las viviendas fortificadas de la costa.
Hasta el fin del siglo XIX el Imperio Otomano estuvo aliado con la familia Sabah para gobernar el país pero, cuando en 1899 los otomanos amenazaron anexar Kuwait, los Sabah pidieron a Gran Bretaña el estatuto de Protectorado. A cambio, Gran Bretaña garantizó la integridad territorial del país. Este tratado y la consiguiente presencia militar inglesa impidieron a los turcos extender la línea férrea Berlín-Bagdad hasta el Golfo Pérsico.
Al terminar la Primera Guerra Mundial, Francia y Gran Bretaña se repartieron los despojos del Imperio Otomano. Kuwait pasó a ser un protectorado británico separado del recién creado reino de Irak, que lo reclamaba como provincia, alegando el sometimiento histórico de esa zona al gobierno de Bagdad.
En 1938 se descubrió petróleo en Kuwait. Luego de la Segunda Guerra Mundial, el Emir Ahmad Jabi al-Sabah otorgó la concesión a la Kuwait Oil Co. (integrada por la BP británica y la Gulf norteamericana) y en 1946 se exportó petróleo por primera vez.
En 1961 se negoció la independencia de Kuwait. El Jeque Sabah se proclamó Emir y asumió todos los poderes. Irak se negó a reconocer al nuevo Estado, pues sostenía que era una creación artificial de los ingleses para conservar el acceso al petróleo. Las tropas inglesas se quedaron para defender el emirato hasta que fueron sustituidas por tropas de la Liga Árabe.
En 1962 se adoptó una Constitución que creó una Asamblea Nacional de 50 miembros elegidos a título individual (los partidos políticos eran ilegales) por los ciudadanos varones mayores de 21 años cuyos padres o abuelos fueran residentes en el país antes de 1920.
El petróleo cambió radicalmente la fisonomía del país. Los beduinos dejaron sus camellos por lujosos automóviles con aire acondicionado. La pesca de perlas –principal actividad económica hasta ese momento– desapareció. La población se asentó en novísimas ciudades, donde las mezquitas de torres estilizadas conviven con centros comerciales que desplazaron a los antiguos socos (mercados). El nivel educativo y la esperanza de vida de la población se elevó. El trabajo manual y el desarrollado en la industria petrolera quedó a cargo de trabajadores inmigrantes, que en 1985 casi duplicaban a la población kuwaití.
El gobierno pronto comprendió que tanta prosperidad, en una región tan pobre, podía poner en peligro su legitimidad. Ya en 1961 se creó el Fondo Árabe para el Desarrollo Económico, para canalizar préstamos «blandos» y donaciones a países del Tercer Mundo. Cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) consiguió aumentar los precios en 1973, Kuwait aumentó enormemente sus ingresos.
La mayoría de los países del Tercer Mundo apoyó a la OPEP, con la esperanza de lograr solidaridad para obtener de los países del Norte un «Nuevo Orden Económico Internacional» que retribuyera mejor las exportaciones de materias primas. Pero en vez de invertir los ingresos petroleros en sus propios países o en otros del Tercer Mundo, los monarcas del Golfo colocaron sus fortunas en la banca trasnacional. Al hacerlo, generaron un exceso de liquidez en la banca privada trasnacional, que pasó a conceder préstamos a todo el Tercer Mundo, lo que encendió la mecha de la bomba de la deuda externa, que explotó en 1982.
Sin embargo, a diferencia de otros países del Golfo Pérsico, Kuwait fue generoso con su riqueza. A fines de la década de 1980 era el país del mundo que brindaba mayor volumen de asistencia oficial al desarrollo en proporción a su producto bruto.
Al estallar la guerra entre Irán e Irak, en 1979, Kuwait asumió una aparente posición de neutralidad, pero apoyó a Irak con grandes sumas en donaciones y préstamos. Al igual que las demás monarquías del Consejo de Seguridad del Golfo, Kuwait consideraba a Irak como una «primera línea de defensa» contra la revolución islámica iraní.
En 1981 el nuevo Príncipe, Jabir al-Sabah, convocó a elecciones nacionales. De 50 bancas, 40 correspondieron a los candidatos leales a la familia gobernante. Sólo un 6,4% de la población estaba habilitada para votar.
A fines de la década de 1980, el capital invertido fuera del país por la Oficina Kuwaití de Inversiones (KIO) se estimaba en cien mil millones de dólares e incluía la propiedad de hoteles, galerías de arte y bienes raíces en Europa y Estados Unidos, así como fuerte participación en empresas trasnacionales: 10% de la British Petroleum, 23% de la Hoechst, 14% de Daimler-Benz, 11% de Midland Bank.
En 1987, alegando que el puerto de Kuwait era usado por Irak para exportar petróleo e importar armas, Irán atacó naves mercantes kuwaitíes. En respuesta, Kuwait obtuvo el permiso de EE.UU., Francia, Reino Unido y URSS para embanderar con sus pabellones la flota mercante kuwaití. Los EE.UU. y Gran Bretaña enviaron a su marina de guerra a proteger la navegación kuwaití en el Golfo.
Terminada la guerra entre Irán e Irak, en 1988, comenzaron las tensiones con Irak. Kuwait reclamó el pago de 15 mil millones de dólares de préstamos de guerra. Irak se negó, alegando que había defendido a Kuwait con esas sumas.
Por su parte Irak acusó a Kuwait de estar «robándole» petróleo, al bombear hidrocarburos de los yacimientos comunes, que se extienden por ambos lados de la frontera y reclamó 2.400 millones de dólares en compensación.
El 2 de agosto de 1990 Irak invadió Kuwait. El Emir al-Sabah se refugió en Arabia Saudita, junto con su familia. Cerca de 300 mil kuwaitíes huyeron del país. Un gobierno provisional, pro-iraquí, encabezado por Al Hussein Ali, pidió la fusión total con Irak. Días más tarde el emirato fue declarado provincia iraquí.
EE.UU. reaccionó con extrema dureza ante la invasión y promovió una serie de condenas por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El 6 de agosto se resolvió el boicot comercial, financiero y militar a Irak y el 29 de noviembre –con la abstención de Cuba y Yemen– se autorizó la utilización de la fuerza si Irak no se retiraba de Kuwait antes del 15 de enero de 1991.
La guerra tuvo un alto impacto sobre el país, no tanto en términos de vidas, pues los combates se libraron en su mayor parte en territorio iraquí, sino por el incendio de casi todos los pozos petrolíferos durante los bombardeos o al retirarse las tropas de ocupación. A raíz del daño, Kuwait no pudo producir petróleo hasta 1992.
El Instituto de Investigaciones Científicas de Kuwait señaló que 900 km2 de desierto fueron dañados por el paso de vehículos militares, lo que ocasionó movimientos de tierra y frecuentes tormentas de arena.
El costo de la reconstrucción fue estimado entre 150 mil y 200 mil millones de dólares. Kuwait se convirtió en país deudor, en especial con los aliados, con quienes se endeudó por 22 mil millones de dólares.
Después de finalizada la guerra, más de 1.300 personas resultaron muertas o heridas por la explosión de minas que fueron colocadas durante el conflicto.
En marzo de 1991 Amnistía Internacional denunció «arrestos arbitrarios y torturas», ejecuciones sumarias de hombres y mujeres palestinos, jordanos e iraquíes residentes en Kuwait por parte de soldados y civiles kuwaitíes. Al mismo tiempo, durante la visita al país del secretario estadounidense James Baker, el gobierno prometió encaminar al emirato hacia la democracia.
En junio de 1991, el Jeque Jaber al-Sabah convocó un Consejo Nacional para discutir las elecciones, el voto de la mujer y la situación de los extranjeros. La oposición reclamó el restablecimiento de la Constitución de 1962 y la formación de un parlamento democrático. Ninguno de los líderes opositores integró el Consejo.
Bajo la consigna de «rekuwaitizar» Kuwait, al fin de la Guerra del Golfo, el emir propuso reducir drásticamente el número de extranjeros residentes en su país. Consecuencia de esta política fue la expulsión de más de 300 mil palestinos.
Entre fines de 1991 y comienzos de 1992, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Omán, Qatar, Barhain y Kuwait celebraron una reunión cumbre con el fin de crear un mecanismo de seguridad colectiva y establecer un nuevo marco defensivo para esta región, donde se encuentra el 40% de las reservas de petróleo del mundo.
Luego de restablecer la producción petrolera, el país aceptó en la OPEP una cuota diaria de 2 millones de barriles. Pero en febrero de 1993, Kuwait decidió elevar la producción a 2,16 millones diarios.
En 1993 la ONU delimitó la frontera con Irak, pese a las protestas de Bagdad. Como respuesta a supuestas incursiones de tropas iraquíes, EE.UU. realizó varios bombardeos (ver Irak). Washington instaló misiles en Kuwait y se inició la construcción de un muro de 130 kilómetros de extensión, con 1,3 millones de minas a lo largo de la nueva frontera.
En agosto el ex jefe del Gobierno Libre Provisorio impuesto por Bagdad, Al-Hussein Ali, fue condenado a muerte, al igual que cinco kuwaitíes y 10 jordanos, acusados de colaborar con los ocupantes iraquíes.
Al año siguiente, el gobierno prosiguió la privatización de empresas estatales y realizó importantes inversiones en armamentos.
En febrero de 1996, Amnistía Internacional denunció nuevamente ejecuciones sumarias, torturas y expulsiones sin juicio alguno.
Luego de que varios legisladores amenazaran con deponer al ministro de Asuntos Islámicos por errores en la impresión de 120 mil copias del Corán, el emir disolvió el parlamento en mayo de 1999 y llamó a elecciones legislativas en julio.
La historia del territorio que hoy comprende Kuwait estuvo íntimamente vinculada a la de las civilizaciones mesopotámicas (ver historia de Irak), hasta el siglo XIII de nuestra era, cuando la invasión de los mongoles provocó el colapso del califato de Bagdad.
En el siglo XVI varios clanes de la tribu Al Aniza migraron hacia la orilla norte del Golfo Pérsico desde Najd, su tierra natal en Arabia central, que estaba seriamente afectada por grandes hambrunas. Los clanes se asentaron en la región que hoy ocupa Qatar durante más de sesenta años y, más tarde, se reasentaron en distintas zonas de la región, incluyendo el actual territorio de Kuwait.
En el siglo XVIII, aunque nominalmente sometidas al Imperio Otomano, las etnias árabes instaladas allí gozaban de virtual independencia y resolvieron elegir un shaij (Jeque) que las representase en las negociaciones que esporádicamente entablaban con los turcos. En 1756 fue designado para esa función el jefe de la familia anaiza, Abdul Rahim al-Sabah, fundador de la dinastía que aún gobierna el país.
Por esa época el lugar, hasta entonces conocido como Qurain (cuerno), comenzó a ser denominado Kuwait, diminutivo de al-Kout, que en el árabe local designaba a las viviendas fortificadas de la costa.
Hasta el fin del siglo XIX el Imperio Otomano estuvo aliado con la familia Sabah para gobernar el país pero, cuando en 1899 los otomanos amenazaron anexar Kuwait, los Sabah pidieron a Gran Bretaña el estatuto de Protectorado. A cambio, Gran Bretaña garantizó la integridad territorial del país. Este tratado y la consiguiente presencia militar inglesa impidieron a los turcos extender la línea férrea Berlín-Bagdad hasta el Golfo Pérsico.
Al terminar la Primera Guerra Mundial, Francia y Gran Bretaña se repartieron los despojos del Imperio Otomano. Kuwait pasó a ser un protectorado británico separado del recién creado reino de Irak, que lo reclamaba como provincia, alegando el sometimiento histórico de esa zona al gobierno de Bagdad.
En 1938 se descubrió petróleo en Kuwait. Luego de la Segunda Guerra Mundial, el Emir Ahmad Jabi al-Sabah otorgó la concesión a la Kuwait Oil Co. (integrada por la BP británica y la Gulf norteamericana) y en 1946 se exportó petróleo por primera vez.
En 1961 se negoció la independencia de Kuwait. El Jeque Sabah se proclamó Emir y asumió todos los poderes. Irak se negó a reconocer al nuevo Estado, pues sostenía que era una creación artificial de los ingleses para conservar el acceso al petróleo. Las tropas inglesas se quedaron para defender el emirato hasta que fueron sustituidas por tropas de la Liga Árabe.
En 1962 se adoptó una Constitución que creó una Asamblea Nacional de 50 miembros elegidos a título individual (los partidos políticos eran ilegales) por los ciudadanos varones mayores de 21 años cuyos padres o abuelos fueran residentes en el país antes de 1920.
El petróleo cambió radicalmente la fisonomía del país. Los beduinos dejaron sus camellos por lujosos automóviles con aire acondicionado. La pesca de perlas –principal actividad económica hasta ese momento– desapareció. La población se asentó en novísimas ciudades, donde las mezquitas de torres estilizadas conviven con centros comerciales que desplazaron a los antiguos socos (mercados). El nivel educativo y la esperanza de vida de la población se elevó. El trabajo manual y el desarrollado en la industria petrolera quedó a cargo de trabajadores inmigrantes, que en 1985 casi duplicaban a la población kuwaití.
El gobierno pronto comprendió que tanta prosperidad, en una región tan pobre, podía poner en peligro su legitimidad. Ya en 1961 se creó el Fondo Árabe para el Desarrollo Económico, para canalizar préstamos «blandos» y donaciones a países del Tercer Mundo. Cuando la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) consiguió aumentar los precios en 1973, Kuwait aumentó enormemente sus ingresos.
La mayoría de los países del Tercer Mundo apoyó a la OPEP, con la esperanza de lograr solidaridad para obtener de los países del Norte un «Nuevo Orden Económico Internacional» que retribuyera mejor las exportaciones de materias primas. Pero en vez de invertir los ingresos petroleros en sus propios países o en otros del Tercer Mundo, los monarcas del Golfo colocaron sus fortunas en la banca trasnacional. Al hacerlo, generaron un exceso de liquidez en la banca privada trasnacional, que pasó a conceder préstamos a todo el Tercer Mundo, lo que encendió la mecha de la bomba de la deuda externa, que explotó en 1982.
Sin embargo, a diferencia de otros países del Golfo Pérsico, Kuwait fue generoso con su riqueza. A fines de la década de 1980 era el país del mundo que brindaba mayor volumen de asistencia oficial al desarrollo en proporción a su producto bruto.
Al estallar la guerra entre Irán e Irak, en 1979, Kuwait asumió una aparente posición de neutralidad, pero apoyó a Irak con grandes sumas en donaciones y préstamos. Al igual que las demás monarquías del Consejo de Seguridad del Golfo, Kuwait consideraba a Irak como una «primera línea de defensa» contra la revolución islámica iraní.
En 1981 el nuevo Príncipe, Jabir al-Sabah, convocó a elecciones nacionales. De 50 bancas, 40 correspondieron a los candidatos leales a la familia gobernante. Sólo un 6,4% de la población estaba habilitada para votar.
A fines de la década de 1980, el capital invertido fuera del país por la Oficina Kuwaití de Inversiones (KIO) se estimaba en cien mil millones de dólares e incluía la propiedad de hoteles, galerías de arte y bienes raíces en Europa y Estados Unidos, así como fuerte participación en empresas trasnacionales: 10% de la British Petroleum, 23% de la Hoechst, 14% de Daimler-Benz, 11% de Midland Bank.
En 1987, alegando que el puerto de Kuwait era usado por Irak para exportar petróleo e importar armas, Irán atacó naves mercantes kuwaitíes. En respuesta, Kuwait obtuvo el permiso de EE.UU., Francia, Reino Unido y URSS para embanderar con sus pabellones la flota mercante kuwaití. Los EE.UU. y Gran Bretaña enviaron a su marina de guerra a proteger la navegación kuwaití en el Golfo.
Terminada la guerra entre Irán e Irak, en 1988, comenzaron las tensiones con Irak. Kuwait reclamó el pago de 15 mil millones de dólares de préstamos de guerra. Irak se negó, alegando que había defendido a Kuwait con esas sumas.
Por su parte Irak acusó a Kuwait de estar «robándole» petróleo, al bombear hidrocarburos de los yacimientos comunes, que se extienden por ambos lados de la frontera y reclamó 2.400 millones de dólares en compensación.
El 2 de agosto de 1990 Irak invadió Kuwait. El Emir al-Sabah se refugió en Arabia Saudita, junto con su familia. Cerca de 300 mil kuwaitíes huyeron del país. Un gobierno provisional, pro-iraquí, encabezado por Al Hussein Ali, pidió la fusión total con Irak. Días más tarde el emirato fue declarado provincia iraquí.
EE.UU. reaccionó con extrema dureza ante la invasión y promovió una serie de condenas por parte del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El 6 de agosto se resolvió el boicot comercial, financiero y militar a Irak y el 29 de noviembre –con la abstención de Cuba y Yemen– se autorizó la utilización de la fuerza si Irak no se retiraba de Kuwait antes del 15 de enero de 1991.
La guerra tuvo un alto impacto sobre el país, no tanto en términos de vidas, pues los combates se libraron en su mayor parte en territorio iraquí, sino por el incendio de casi todos los pozos petrolíferos durante los bombardeos o al retirarse las tropas de ocupación. A raíz del daño, Kuwait no pudo producir petróleo hasta 1992.
El Instituto de Investigaciones Científicas de Kuwait señaló que 900 km2 de desierto fueron dañados por el paso de vehículos militares, lo que ocasionó movimientos de tierra y frecuentes tormentas de arena.
El costo de la reconstrucción fue estimado entre 150 mil y 200 mil millones de dólares. Kuwait se convirtió en país deudor, en especial con los aliados, con quienes se endeudó por 22 mil millones de dólares.
Después de finalizada la guerra, más de 1.300 personas resultaron muertas o heridas por la explosión de minas que fueron colocadas durante el conflicto.
En marzo de 1991 Amnistía Internacional denunció «arrestos arbitrarios y torturas», ejecuciones sumarias de hombres y mujeres palestinos, jordanos e iraquíes residentes en Kuwait por parte de soldados y civiles kuwaitíes. Al mismo tiempo, durante la visita al país del secretario estadounidense James Baker, el gobierno prometió encaminar al emirato hacia la democracia.
En junio de 1991, el Jeque Jaber al-Sabah convocó un Consejo Nacional para discutir las elecciones, el voto de la mujer y la situación de los extranjeros. La oposición reclamó el restablecimiento de la Constitución de 1962 y la formación de un parlamento democrático. Ninguno de los líderes opositores integró el Consejo.
Bajo la consigna de «rekuwaitizar» Kuwait, al fin de la Guerra del Golfo, el emir propuso reducir drásticamente el número de extranjeros residentes en su país. Consecuencia de esta política fue la expulsión de más de 300 mil palestinos.
Entre fines de 1991 y comienzos de 1992, Arabia Saudita, los Emiratos Árabes Unidos, Omán, Qatar, Barhain y Kuwait celebraron una reunión cumbre con el fin de crear un mecanismo de seguridad colectiva y establecer un nuevo marco defensivo para esta región, donde se encuentra el 40% de las reservas de petróleo del mundo.
Luego de restablecer la producción petrolera, el país aceptó en la OPEP una cuota diaria de 2 millones de barriles. Pero en febrero de 1993, Kuwait decidió elevar la producción a 2,16 millones diarios.
En 1993 la ONU delimitó la frontera con Irak, pese a las protestas de Bagdad. Como respuesta a supuestas incursiones de tropas iraquíes, EE.UU. realizó varios bombardeos (ver Irak). Washington instaló misiles en Kuwait y se inició la construcción de un muro de 130 kilómetros de extensión, con 1,3 millones de minas a lo largo de la nueva frontera.
En agosto el ex jefe del Gobierno Libre Provisorio impuesto por Bagdad, Al-Hussein Ali, fue condenado a muerte, al igual que cinco kuwaitíes y 10 jordanos, acusados de colaborar con los ocupantes iraquíes.
Al año siguiente, el gobierno prosiguió la privatización de empresas estatales y realizó importantes inversiones en armamentos.
En febrero de 1996, Amnistía Internacional denunció nuevamente ejecuciones sumarias, torturas y expulsiones sin juicio alguno.
Luego de que varios legisladores amenazaran con deponer al ministro de Asuntos Islámicos por errores en la impresión de 120 mil copias del Corán, el emir disolvió el parlamento en mayo de 1999 y llamó a elecciones legislativas en julio.

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